sábado, 20 de junio de 2009

De un amigo Poeta

Las criaturas de Castignani
no son criaturas de luz,
demasiado serias
como para que rayo alguno invada su espesor,
se yerguen de entre las sombras
capturadas en el momento del drama
aliviadas al rescatarse
buscando el apellido del Dolor.
Trazos que conforman el cuerpo maldito
del corazón de la forma –el artista.

Tampoco son rumores de la sombra:
el follaje de vientres y espaldas
el mármol de la mano oponiéndose al hueso
todo este mundo que en la carne arborece
está más allá de las imágenes
sólo un segundo antes de olvidarse a si mismo sobre el papel.
El dolor es aquí emblema radiante.

Saltando mientras fuma,
Castignani aparenta enloquecer para todos
los que no están viendo.
El estallido de la carbonilla espanta.
Hay que mirar su rostro.
Hay que mirar su rostro cada tanto
En estampas que nacieron viejas.
Todos los que lo vemos observamos esas estampas ahora




Carlos Alberto Tapia

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